De momento, los editores están en una etapa experimental, donde prueban diferentes modelos de aplicaciones para sus libros. No hay un modelo único o fijo que garantice la experiencia de lectura óptima. Las oportunidades que ofrece este formato hace que exista la posibilidad de hacer de un libro algo totalmente diferente desde una perspectiva digital. La experiencia narrativa también es diferente, por tanto, no se sabe bien cómo va a recibir el lector estas nuevas formas de contar historias. Tampoco existe todavía un análisis completo de quiénes y cómo se están consumiendo estos libros. Lo que sí parece evidente es que los libros como aplicaciones son muy favorables para desarrollar trabajos innovadores, sobre todo para los niños, siempre que exista un equilibrio entre la calidad, la educación, la experiencia y que se pueda vender.