Enviado el: 24/11/2012 13:07 por Orfeo
Barnes (d)escribe la vida. Desde la observación. Lo lleva haciendo desde su primer libro. Con la sencillez, el dolor, la audacia y la ironía de lo que se esfuma, de lo que se sabe imperfecto e incluso absurdo e irreconciliable. Todos esos rasgos de la condición humana que nunca atiende al presente por puro anhelo, inexperiencia o una extraña necesidad de avance. “El tiempo primero nos encalla y después nos confunde. Creíamos ser maduros cuando lo único que hacíamos era estar a salvo. Pensábamos que éramos responsables pero sólo éramos cobardes. Lo que llamábamos realismo resultó ser una manera de evitar las cosas en lugar de afrontarlas”. Este es uno de los juicios que emite Tony Webster, el personaje central de El sentido de un final, sobre su propia existencia narrada en dos fases, juventud y actual vejez, que terminan confluyendo en la búsqueda de la identidad y el rigor de su memoria, camuflada o mal atendida, a lo largo de los años.(...) Un libro inmenso.
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